jueves, 17 de marzo de 2016

Lenguaje especista (y cómo evitarlo)





¡Hola a todes!

En la entrada de hoy quería hablar sobre el lenguaje especista, lo que significa y cómo se puede evitar, puesto que es una costumbre más que implantada en nuestros hábitos. Estas costumbres son muy perjudiciales ya que fomentan el especismo de base con palabras que connotan de manera negativa a especies e individuos de determinada especie, sobre todo aquellas que no solemos conocer de primera mano a no ser que visitemos un santuario. 
Las comparaciones y visiones positivas “es rápide como una gacela”, “tiene ojos de lince” diríamos que no son especistas puesto que sólo comparan las capacidades de un animal en concreto con otro, en este caso la persona humana. Es especismo aplicar malas actitudes a una especie, pero para explicarme mejor he preparado una lista de ejemplos.

Por si no fuera poco, mucho de este lenguaje tiene connotaciones asimismo machistas, lo cual lo hace doblemente peligroso y necesariamente evitable a toda costa.

En primer lugar quería daros unos ejemplos de a lo que me refiero con este tipo de lenguaje especista. Las que están marcadas en rojo contienen, además, connotación machista. Además de mi descripción, he considerado oportuno incluir acepciones directamente prestadas de la RAE

Antes que comenzar con los ejemplos, quería también mostraros la segunda acepción que la RAE tiene para la palabra animal:


3. m. Persona de comportamiento instintivo, ignorante y grosera. U. t. c. adj.


Claro que no podíamos esperar que la RAE considerase a un animal como persona no humana (claramente se ve si se busca la acepción persona cómo únicamente humane), pero, además, encontramos esta acepción como la costumbre de llamar animal a un ser humano desagradable o con mala conducta. También se utiliza mucho esta palabra con un toque muy especista cuando se compara la situación de un animal interespecie con la de un animal humano. Os pongo un ejemplo: una persona humana está siendo vejada. Esa persona pedirá clemencia y dirá que no es un animal como para que le traten así (cuando, a efectos prácticos, sí lo es puesto que se trata de un animal humano). Esta persona está, a su modo, dando a entender que no merece el mismo trato que lo que elle consideraría un animal que sí merece un trato vejatorio. Craso error.

Partiendo de la base de que el lenguaje constituye una realidad, un imaginario colectivo, palabras como “bestia” frente al animal no humano, deja al resto de especies en un nivel de ser o ente monstruoso, un ser sin carácter, de conducta impredecible y aterradora.

De todos modos, me dispongo a exponer la lista que, de tan larga, me ha sobrecogido. Analicemos este lenguaje especista que incluye casos de machismo, gordofobia y capacitismo:

Perro/Perra:

Definición comúnmente conocida como la que se le da a un tipo de persona promiscua o calculadora. Se aplica en personas leídas como mujer con connotaciones negativas.
Desde la RAE tenemos, en primer lugar, esta joya de acepción:
3. m. y f. Persona despreciable.
Quién crease y fomentase esta palabra como insulto no debió conocer muy bien a los perros. O eso o los trató tan mal que se le rebelaron. Sea como sea, esta palabra es especista por el hecho de tratar a un animal noble -igual que todos los demás- como algo terrible y asalvajado. También se utiliza este término coloquialmente como alguien vague.

Pero la cosa no acaba aquí. Fijaos en la diferencia que se produce cuando la persona a la que va dirigida es leída como hombre o mujer:
7. f. prostituta.
5. m. desus. Hombre tenaz, firme y constante en alguna opinión o empresa. Era u. t. c. adj.
Las personas leídas como mujer son vistas como algo negativo –si nos atenemos a la definición comúnmente conocida de promiscuidad criticada hacia la mujer, lo cual obviamente no es malo, así como no hace perder la dignidad a una persona leída como mujer trabajar de ello- mientras que, en el caso de las personas leídas como hombre, todo es tenacidad, firmeza y virilidad cisgénero.

Y, por si no teníamos suficiente, podemos encontrar frases hechas con connotaciones negativas, aunque sea en menor medida.

13. adj. coloq. Dicho de una cosa: Muy mala o indigna. Vida perra.

Como veis, estas acepciones hablan de un tipo de animal como algo negativo. Algo que crea no sólo confusión en el imaginario colectivo, sino que se degrada a la especie y a les individues de dicha especie.

Veamos la siguiente palabra:

Zorro/a:

3. m. y f. coloq. Persona que afecta simpleza e insulsez, especialmente por no trabajar, y hace tarda y pesadamente las cosas.
7. f. despect. malson. prostituta.


De nuevo un aspecto negativo ligado a un animal que nada tiene de perezoso o simple. Y, cómo no podía faltar, la connotación machista que le acompaña. Sin embargo en la palabra “Gato” encontramos una acepción bastante distinta si se refiere al género masculino.

Gato/a

11. m. coloq. Hombre sagaz, astuto.

Si da la casualidad de que a una persona se le lee como hombre, la cosa cambia. Esta palabra, claro, también tiene su aspecto especista:


10. m. coloq. Ladrón, ratero que hurta con astucia y engaño.


Conozco bastantes gatos. Son esponjosos, cariñosos, dormilones, ronroneantes. Pero… ¿ladrones? Aparte del corazón, que les he dado con toda la voluntad del mundo, no me han robado nada.



Sigamos ahora con el ejemplo, de la palabra “pájaro”.

Pájaro/a:


2. m. y f. Persona astuta y con muy pocos escrúpulos. U. t. c. adj.


Las aves son personas increíbles. Son astutas, desde luego que sí, desde los córvidos hasta los gorrioncillos pasando por las águilas, son animales inteligentes a más no poder. Pero, ¿pocos escrúpulos?  Este término no lo he escuchado mucho pero sigue siendo especista al ofrecer una connotación negativa de unas especies que, si en algún momento muestran pocos escrúpulos, debe de ser cazando en el caso de los carnívoros, lo cual sigue obviamente no justificándolo. 



Y aún queda algo más que añadir:


7. m. desus. Hombre que sobresale o es especialista en una materia, particularmente en las de política.


Aquí otro adjetivo intrínsecamente masculino, porque ya sabemos que las personas leídas como mujer claramente no pueden ser aptas a aspirar a puestos de empoderamiento. 

Sigamos con la palabra cotorra. Aquí quisiera añadir no tan sólo la acepción de la RAE, ya que, por varios medios a lo largo de mi vida, he escuchado esta palabra ser utilizada en varias ocasiones como algo despectivo principalmente en personas leídas como mujer cuando hablan entre ellas, y estoy segure de que estáis familiarizades con ello. No sólo desprestigia a un animal que, simplemente, es así. Ruidoso pero precioso, y hay que saber tolerarles, si no que demuestra un deje sexista en el momento en que el ser “cotorra” se reduce al grupo de mujeres.

Cotorra:

4. f. coloq. Persona habladora.

A continuación vamos con la que, a mi parecer, es casi la más dura de todas. La noción de cerdo. Estas acepciones y concepciones sociales son especialmente ofensivas, ya no tan sólo por el trato despectivo con el que se llega a usar, si no por las acepciones especistas a más no poder, que violentan a una especie y un grupo de individuos como si fueran productos sin vida. Empecemos con las tres acepciones, seguidas una de otra, de esta palabra:

Cerdo/a:


2. m. y f. coloq. puerco (‖ persona sucia). U. t. c. adj.
3. m. y f. coloq. puerco (‖ persona grosera). U. t. c. adj.
4. m. y f. coloq. puerco (‖ persona ruin). U. t. c. adj.

Es terrible que se tenga esta visión de los cerdos. Estos animales son limpios, inteligentes y cariñosos. El barro que utilizan es para refrescarse cuando su cuerpo se calienta, sobre todo en verano. El tema de la higiene vendría por el estado de salubridad en que los tendrían en las granjas, puesto que, a título personal, jamás he visto sucia ni a una sola cerda o cerdo de los santuarios. ¿Grosera? ¿Ruin? Cada vez que he podido tener trato con cerdos éstos han sido simpáticos y cariñosos. La primera vez que tuve contacto con uno, de hecho, fue en el Hogar Provegan, dónde me encontré a mi querida Angelines por primera vez, viniendo a saludarme mientras jugaba a encontrar bellotas en la tierra.

 
 Creo que esa definición no podría ser más desacertada y triste. Pero, para triste, lo que he encontrado a continuación en la RAE:


5. m. Carne de cerdo. Le han aconsejado no comer cerdo.


No sólo le insultan, si no que le cosifican. Se convierte en un producto sin vida, tal como en los mataderos. Se tiene la noción de la carne de cerdo como si fuera el subproducto de algo que crece de manera espontánea, que no siente, no vive, no sueña. Y aún hay más:


1. m. y f. cerdo que ha pasado de un año, y es apto ya para la matanza.
Por si no era poca la noción más que especista en este ejemplo en concreto, se habla de un animal que, en lugar de pensar que pueda vivir libre y feliz, se le destina directamente, como algo natural, a su crecimiento como producción desde antes de nacer. Como algo que no pasa ni por el procedimiento de persona o ser sintiente, si no que directamente se produce desde su nacimiento y cría hasta que ya es apto para ser asesinado. Y lo peor es que aún hay más acepciones en esta palabra:

1. loc. adv. despect. en exceso. Sangrar, sudar, comer como un cerdo.

Los cerdos no sudan, no tienen glándulas sudoríparas. Los cerdos, cuando hacen algo en exceso, en especial comer, se debe sobre todo a la modificación genética que los hace estar hambrientos a todas horas para así, ser animal de engorde que en poco tiempo esté lo suficientemente hinchado. Como podéis observar, el especismo es evidente en los animales de granja, con el cerdo como primer ejemplo. No sólo se les degrada y se los hace ver como personas sucias y ruines, sino que directamente se piensa en ellos como un medio de producción, como algo que no merece vivir y sólo está en el mundo para ser asesinado y consumido.

Prosigamos ahora con otro crudo ejemplo que, además, tiene ofensivas connotaciones capacitistas, el burro. Ese animal que se asocia a las pocas luces en los humanos, y que nada tiene que ver con la realidad.

Burro/a:

2. m. y f. coloq. Persona bruta e incivil.
Aún cuando no he tenido la suerte de conocer personalmente a un burrito, sí pude leer cuando era pequeñe Platero y tú, un libro dónde se mostraba al burrito Platero con una gracia y una ternura creíbles totalmente. Muy desacertadas y alejadas de la realidad están esas palabras del carácter de un burro.


En la misma página sobre la palabra “burro” he encontrado frases hechas cargadas de un capacitismo enfermizo, empezando por esta:

burro cargado de letras
1.      m. Persona que, a pesar de haber estudiado mucho, no discurre con inteligencia.

No procederé ahora a hablar de los diferentes tipos de inteligencia, pero sí puedo decir lo incorrecto y desfasado que llega a estar esta frase no tan sólo por el capacitismo vigente si no por el especismo que sigue implicando como noción de un animal audaz, cariñoso e inocente.
Como no podía ser menos, también el especismo es claro en la concepción de un burro o mula como un “animal de carga”, como si su existencia fuera prefijada no a ser un animal libre y con derechos, sino a ser un animal explotado por el ser humano para transportar, sin derecho a queja, todo lo que el ser humano debería echarse a la espalda – o alquilar un camión- si es que lo quiere llevar o transladar, al igual que coger una bicicleta en lugar de montarles. Hay demasiadas frases hechas de este calibre:

burro, rra de carga  / mula
1. m. y f. coloq. Persona laboriosa y de mucho aguante.

apear a alguien del burro, o de la burra
1. loc. verb. coloq. Convencerlo de su error.

caer, o caerse, alguien del burro, o de la burra, o de su burro, rra
1. locs. verbs. coloqs. Reconocer que ha errado en algo.

descargar la burra
1. loc. verb. coloq. U. para advertir a quien, sin causa bastante, rehúsa el trabajo que le corresponde, echando la carga a otro.

poner a caer de un burro a alguien
1. loc. verb. coloq. Insultarlo o reprenderlo con dureza.
2. loc. verb. coloq. Murmurar de alguien.
En estas frases lo que impera dentro de lo que nos concierne es la construcción especista de varias frases que nada tienen que ver en cuánto a significado en principio, con la explotación, pero que ahí está, vigente, demostrando una vez más la noción básica que nos implantan al nacer del burro como “animal de carga”. Animal sin derecho a vivir tranquilo y libre de explotación. Igual que “la vaca da leche” y no “se la quitan” el burro “nos sirve para cargar”, en lugar de “lo explotamos para cargar nuestras pertenencias o a nosotres mismes”.

El siguiente turno es para el conejo. Esta palabra no sólo contiene la connotación machista que estamos viendo en varias acepciones, si no que, de nuevo, nos encontramos ante la concepción más especista posible: 

Conejo/a
2. m. Carne de conejo. Siempre comían conejo.
5. f. coloq. Hembra que pare muy a menudo.

Que la segunda acepción tras la descripción del animal sea su noción de producto/alimento y que se coloque una frase de ejemplo como esa es de lo más terrible que puede haber. El conejo es un animal que ofrece disuntiva en las personas humanas, pesuto que tanto se consume como alimento que como se le tiene para mascota.

Quise incluir la palabra “víbora” por el prejuicio que ha constituido la integración en la sociedad de su noción:

2.       f. Persona con malas intenciones.

       Ahora vamos con una palabra bastante delicada y difícil,”vaca”. He encontrado las horribles acepciones que vienen a continuación:
 
Vaca:

2. f. Carne de vaca o de buey, que se emplea como alimento.
3. f. Cuero de la vaca después de curtido.

vaca del aguardiente
1. f. vaca que en las fiestas populares de algunas localidades se lidia a primera hora de la mañana.

Se vuelve a ver claramente la objetivación que de un animal tan noble se hace. La vaca no es un animal o una persona, es un producto cárnico y textil. Raro es que no hablen de los lácteos. Por no hablar, claro, de esa última acepción en la que se habla de un animal al que se le somete a tortura y posterior asesinato no nombre de una tradición. Como no me quedé satisfeche, quise buscar la palabra leche y esto fue lo que me salió:


3.       f. leche de algunos animales que se emplea como alimento de las personas.

Ya habíamos comentado la diferencia que hacen entre “personas” y “animales”. Como antiespecista esta frase ofende tanto por dicha diferencia como por el manejo de los términos en lo que supone una noción posterior de ello. Me explico: Leche de “algunos animales” = subproducto de otra especie  / que se emplea como alimento de “las personas”. Las personas humanas que emplean el alimento de bebés que van a morir sin probar su propia leche materna.

Aunque en el diccionario no sale, es también algo a tratar el manejo de la palabra “vaca” de un modo despectivo hacia las personas por sobrepeso por la constitución de ese animal, igual que hipopótamo, elefanta, foca o ballena. Aquí entramos en otro tema delicado: la gordofobia. Ese horrible término que define el prejuicio y el odio hacia personas con sobrepeso. Sin embargo, no me considero una persona lo suficientemente formada aún sobre el tema por lo cual me seguiré remitiendo al estudio sobre lenguaje especista, sin olvidar lo mucho que repudio esos términos por las connotaciones gordofóbicas y especistas que conllevan.

Vamos a continuación a revisar la palabra “rebaño”:


1. m. Hato grande de ganado, especialmente del lanar.
3. m. Conjunto de personas que se mueven gregariamente o se dejan dirigir en sus opiniones, gustos, etc.

Aquí lo que chirría en cuanto a especismo no es sólo lo del "ganado de lanar", sino la concepción de rebaño como personas humanas alienadas en cuanto a la noción de una oveja como alguien así. Las ovejas son seres inteligentes y con mucho carácter. Esta noción provoca en el imaginario colectivo la ilusión de oveja como un animal alienado, corto de miras que, si bien es cierto que sigue a le líder en un grupo ovino, no significa que se deba comparar a alguien de nula iniciativa.

Con la palabra “gallina” encontramos otra acepción terrible.

Gallina:

1. m. y f. coloq. Persona cobarde, pusilánime y tímida. 

Obviamente que si asustas a una gallina, la pobre se irá aterrada. Es lo mismo que une humane haría. ¿Por qué, entonces, debe ser comparada una gallina a alguien así? Las gallinas no son cobardes. Son merecedoras del esfuerzo por parte de les hablantes de abolir esta noción de ellas utilizando otros términos en lugar del nombre de su especie. 



También en esta palabra pude encontrar varios términos que, igual que otros ya vistos, vuelven a hacer lucir al macho humano de sus capacidades únicas…

5. m. coloq. Hombre fuerte, valiente.U. t. c. adj.
6. m. coloq. Hombre que trata de imponerse a los demás por su agresividad o jactancia.
7. m. coloq. Hombre que en una casa, pueblo o comunidad todo lo manda o lo quiere mandar y disponer a su voluntad.

Curioso, sin duda, que se escoja el nombre de la hembra de una especie para relucir las capacidades de un macho de otra.

Indagando más, también encontré esta triste noción, que recuerda a la noción de "gallito":

gallo de pelea
1. m. Persona valiente y que no se dejaintimidar por nadie. 

Procedamos a investigar sobre otra palabra que está muy popularizada por sus connotaciones negativas, “rata”. Este animal es cubierto de prejuicios por vivir en cloacas -gracias a la construcción de ciudades- y hacer creer a la gente que son animales peligrosos, violentos y sucios –cuando la realidad es totalmente contraria. Estos animales son cariñosos, limpios, simpáticos y delicados. 



Sin embargo, según el diccionario, estas son las connotaciones de la palabra:

3. f. coloq. Persona despreciable.
6. m. coloq. ratero (‖ ladrón).
7. m. y f. coloq. Persona tacaña.

Muy triste ver que se les añaden a estos animales dos prejuicios tan terribles que no les corresponden en absoluto, además de relacionar la palabra ladrón con ellas.

En la palabra “hiena” encontré este otro significado:

2. f. Persona de malos instintos o cruel. 

El instinto de una hiena es, según la moral humana, inestable y aprovechada. Sin embargo, no está en les humanes condicionar el comportamiento de un animal a algo tan ruin y que estos animales sean comparados a personas humanas que cometan actos conscientes de un calibre realmente despreciable.

No quise olvidar entre los términos especistas los dedicados especialmente a los insectos, animales igual de válidos pero a los que tristemente no se les tiene en cuenta en demasiadas ocasiones. De hecho, la misma palabra ya lleva connotaciones negativas cuando se trata a alguien humano con dicho término.

En la palabra “gusano” ya encontramos una concepción negativa de este pobre animal tan despreciado sólo por su forma o movimientos:

Gusano:
4. m. despect. Persona vil y despreciable.
Algo que se repite en nuestro lenguaje con la cucaracha, un animal poco querido por la comunidad humana al que se le atribuyen sendos adjetivos comparativos.
 Con la palabra mosca, encontramos otra comparación desacertada:

Mosca:

7. f. coloq. Persona molesta, impertinente y pesada. 
mosca cojonera
1. f. coloq. Persona molesta.

Sí, es posible que las moscas molesten a les humanes, pero está en su naturaleza. No lo hacen de manera consciente, no “están ahí para molestar”. Ningún animal merece recibir adjetivos descalificativos porque su instinto les pida una cosa u otra. Ningún animal está para molestar a nadie ni para servir a nadie.
Palabras como “urraca” no tenían acepción especista en la RAE, sin embargo, por utilización popular, se confunde a las urracas con personas que roban. También buscando en la acepción de lobo encontré un toque especista que no quise dejar pasar desapercibido aunque no sea de la relevancia que tocamos en este post:

1. m. y f. Mamífeo carnicero, semejante a un perro grande (...) y cola larga con mucho pelo, salvaje, gregario y que ataca al ganado.

Se remarca así la noción de este animal como un animal "salvaje" que es “una amenaza para la producción”. 
Y aún quedarían más sin revisar con este tipo de connotaciones especistas normalizadas. Palabras como “manada” también sirven a un imaginario especista.

Aconsejo a todas las personas que se han visto engañadas por un lenguaje especista común, que conozcan verdaderamente la naturaleza de animales como los mencionados, para poder conocer de primera mano el error que supone encasillar a animales tan pulcros, inocentes y cariñosos con insultos tan alejados de la verdad.

Sólo está en nosotres poder suprimir estos conceptos, más allá de la RAE, puesto que el lenguaje es orgánico y se reproduce o muere según su uso. Se puede evitar revisando toda frase hecha o palabra que tenga connotaciones negativas para con los animales, evitarla y cambiarla por otros adjetivos y frases hechas.

¿Ideas, sugerencias, opiniones? Podéis escribir en los comentarios. Eso sí, siempre desde el respeto. Muchas gracias y espero que os haya servido la información de hoy.

A.

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